Pablo Salvat, Director Observatorio DECIDE.
La política (–como la ética desde hace algunos años-,) parece hoy estar de de vuelta. No solamente en el Chile del 2013. También en distintos lugares del globo terráqueo. En buena parte del conjunto de nuestra América también, incluyendo, a América Central y el Caribe. En la mayoría de nuestros países se han ido desatando procesos sociales y políticos orientados buena parte de ellos a recuperar o hacer efectivo el mandato democrático como mandato popular recuperado después del dominio de gobiernos militares en el continente.
Procesos y reclamaciones que han tenido en los diversos movimientos sociales y expresiones de la sociedad civil, su impulso principal (véanse los trabajos de Fernando Calderón, Atilio A. Borón, Emir Sader, Marcos Roitmann, C.Katz, entre otros). Después de 30 años de modernización globalizante neo-liberalista, y de caída de los proyectos de transformación, y de recuperación de las democracias liberales formales, comienzan a manifestarse las limitantes de la combinación histórica entre capitalismo financiero y democracia representativa (crisis del 2007/2008; crisis medioambiental). Recorre el globo un reclamo ciudadano diversificado, más o menos masivo, un malestar y una desafección con las actuales formas de la política y la marcha de las instituciones, en particular en sus relaciones con la economía y el medio ambiente.
Por ello entonces no es de extrañar el paradojal consenso en torno a la democracia, pero que no es un consenso unánime, sino plural. Se coincide en la voz democracia, pero no en su sentido y significado. Y esto apunta hacia el contexto histórico actual, en el cual lo que se está expresando mundialmente es un cuestionamiento de la legitimidad normativa de la política democrática representativo-liberal. Estaríamos en presencia de una crisis de legitimidad de la democracia realmente existente y de la lenta búsqueda de alternativas, sociales, económicas, políticas.